viernes, 21 de diciembre de 2018

LA REINGENIERIA DE PROCESOS COMO HERRAMIENTA PARA MEJORAR LA GESTION Y LA COMPETITIVIDAD DE LA FIRMA


La reingeniería  es un proceso de revisión básica de métodos,  estratégicos, misionales y de apoyo,  para lograr la mejora continua y control de gestión de una empresa. Los objetivos de la reingeniería incluyen el aumento de los beneficios empresariales, la ventaja competitiva en el mercado, servicio y rapidez, imagen pública y un análisis “SWOT”.

Las grandes firmas hoy en día  ya no se consideran firmas sino más presuntuosamente empresas de “servicios globales integrados de soluciones de negocios”,  para mejorar su ventaja competitiva han  incursionado en el área legal, con el fin de ofrecer servicios legales muchos más económicos a sus clientes corporativos , al no estar sujetos al sistema de pago por horas que usan algunas las firmas de abogados a nivel nacional e internacional, es decir, las firmas multidisciplinarias están cobrando montos fijos por los servicios que ofrecen.

Todos los esfuerzos de las firmas deben estar orientados a cómo ser más competitivos, intentando cada día avanzar, excederse en sus servicios con más y mejor.

Hay firmas que no dan la talla con la competencia del mercado  y se perturban y atascan en reestructuraciones, reingeniería de procesos y planes de acción. Los resultados son tan negativos que solo logran  justo el efecto contrario.

Algunas firmas en periodos donde la mano invisible los afecta, buscan recortes que disminuyen su capacidad competitiva. La capacidad  operativa de la firma para lograr buenos resultados es lo que saca a las firmas adelante.

Quizás esto no ocurra en nuestras empresas, pero en periodos de crisis algunas firmas  se obsesionan con la reducción de costos como herramienta prioritaria para mantener la competitividad.

Relata Paco Muro que en un periodo de cierta recesión económica, una empresa con una nómina bastante grande, tras unos años de beneficios, se planteó el reajuste de personal para facilitar su supervivencia.

El  Insecto S.A.S. después de un justo  análisis comprobó que la forma más eficaz y rentable de reducir costos era eliminando una de las seis patas que tenía el Insecto S.A.S., pues algo se debía hacer y ahora aquella pata ya era necesaria. Total, con cinco patas la Insecto seguiría trabajando normalmente.

Así lo hicieron y fue un éxito que le permitió ir más rápido durante un tiempo, que aprovecharon para seguir con una severa política de restricciones moderadas. Sin embargo, la recesión duro más de lo previsto, y, ante la falta de expectativas positivas, la dirección planteo hacer un nuevo cambio para ser cautelosos. Esta vez tardo menos la dirección en decidir: ¡quitemos otra pata! Hubo total unanimidad de los ilustrados, al ritmo de marcha actual no parecería preciso mantener las cinco patas.

Con sus cuatro patas el Insecto continúo su  camino como pudo. En pocos meses el rendimiento del Insecto  S.A.S. bajó, había tensión y agotamiento de los directivos, y lo que parecía la solución prudente para la recuperación segura  se convirtió en un retroceso. Ante esta situación había que tomar decisiones más enérgicas.

-¿Qué hacemos?, preguntó el presidente.

-Pues quitarle otra pata a la Insecto, respondieron los directivos.

Así lo hicieron, impulsados por la tradición de recortar en cuanto las cosas no salían bien. En vez de buscar la excelencia de cómo avanzar más y mejor, suprimieron una pata más, dejando el Insecto con tres, a pesar que la recesión estaba llegando a su fin y empezaba la recuperación que exigía aumentar la velocidad.

Misteriosamente el Insecto no daba la talla, no era capaz de competir a pesar de que se habían hecho todas las reestructuraciones oportunas, una reingeniería de procesos y un plan de disminución de costos íntegro. Los resultados eran negativos, se perdía cuota de mercado   de forma acelerada y el comité de aplausos se reunió de nuevo.

-Señores dijo el director general, creo que sobran las palabras y debemos pasar a la acción sin demora.

-Me adhiero expreso el presidente, ya sabemos todos que hay que hacer.

Como todos ya imaginan, el insecto volvió a perder otra pata. Gracias a la política de reducción de costos, el Insecto con sus dos patas se arrastraba tratando de dar lo mejor de sí. Esfuerzo inútil. La  competencia seguía con más ventaja y hasta las empresas más grises del sector lograban superarles. Los resultados eran críticos, no había ventas suficientes para soportar la empresa. Solo cabía una última acción antes del desastre: ¡Dejar el Insecto con una sola pata!, así aguantarían los costos unos meses más y, mientras, tanto, se intentaría tomar otras acciones.

Hubo que afrontar la verdad. Reunido el comité de Dirección  ante la junta de accionistas manifestaron lo siguiente:

-Queremos revelar la falta de vitalidad de esta firma, dado que el Insecto ha demostrado ser absolutamente ineficaz  y con un rendimiento decepcionante, a pesar de todos los medios que se han puesto una y otra vez. Su actitud negativa y falta de colaboración han sido manifiestos, así que sugerimos eliminar esta sección de negocio, pues está claro que es un mercado muy difícil, que no da para todos, y con esta estructura inoperante no se puede competir.

El Insecto  murió de hambre, y los directivos fueron reasignados en otra compañía del grupo que atravesaba una difícil situación y necesitaba “Expertos”  en reingeniería  y reestructuraciones especiales oportunas.


Hasta pronto


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