En
algunas firmas existen auditores tóxicos
que son portadores de problemas, expertos en encontrar problemas y mostrárselos
a los demás, magos en crear conflictos y
por lo general involucrar a otros. ¡Son receptores de problemas! ¿Qué hacer?
Sugiero lo siguiente:
- Si un auditor negativo trata de echarle un problema encima, responda con algo positivo. Si es un comentario acerca de una situación, intente encontrarle el lado positivo, si es acerca de otro auditor, señale algunas características positivas que haya observado en él.
- Cuando alguien tiene la mala práctica del chisme, y usted lo escucha también está chismeando. Para lidiar con el chisme imparta instrucciones a la persona que se queja para que hable con la otra con quien tiene el problema, animándolo a encontrarse con él o ella cara a cara y solucionar las cosas. Si menciona nuevamente el asunto pregúntele si ya hablo con esa persona sobre el asunto. Si la respuesta es negativa, rehusé discutirlo.
- Siempre que se critican las acciones de otro auditor, la mejor alternativa es conceder el beneficio de duda. Crea lo mejor de los demás y exprese esa creencia, a no ser que se demuestre lo contrario con pruebas a toda luz y directamente.
- En la mayoría de los equipos de trabajo, un gerente tendrá quizás quince auditores que están dispuestos a atravesar una pared por él. Cinco que le detestan y cinco indecisos. Es sensato mantener alejados a los cinco que lo detestan de los cinco que están indecisos. Si usted supervisa a uno o más auditores tóxicos y problemáticos y no puede o no quiere sacarlos de su equipo, entonces por lo menos visualice, haga control preventivo de daños y aíslelos. Evite que propaguen su negativismo.
- Todos no tendrán una respuesta positiva a sus sugerencias y recomendaciones, pero si se tiene una conexión fuerte con el auditor problemático o está en posición de autoridad con este colaborador, recomiéndele que piense antes de decir lo que se le ocurra, mediante el uso de los 3 filtros de Sócrates: Un discípulo llegó muy jadeante a la casa de Sócrates y empezó a hablar de esta manera: – “¡Maestro! Quiero contarte cómo un amigo tuyo estuvo hablando de ti con resentimiento…”Sócrates lo interrumpió diciendo: -“¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de los Tres Filtros lo que me vas a decir?- “¿Los Tres Filtros…?” -“Sí” – replicó Sócrates. El primer filtro es la verdad. –“¿Ya examinaste cuidadosamente si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos?” -“No… lo oí decir a unos vecinos…”-“Pero al menos lo habrás hecho pasar por el segundo Filtro, que es bondad: ¿Lo que me quieres decir es por lo menos bueno?”-“No, en realidad no… al contrario…”-“¡Ah!” – Interrumpió Sócrates.- “Entonces vamos a la último Filtro. ¿Es necesario que me cuentes eso?”– “Para ser sincero, no…. Necesario no es.”– “Entonces -sonrió el sabio- Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario… enterrémoslo en el olvido…”
En resumidas cuentas, antes de decir algo pregúntese
si es provechoso, inspirador, evidente, necesario, sensible y efectivo, si
responde “SI” a todas las preguntas, es apropiado que proceda.
Nota: No apto para auditores -Burocracia- y contadores tradicionales con complejo de superioridad intelectual y moral, es decir, Culturetas, todólogos y opinólogos de las web "especializadas”.
Nota: No apto para auditores -Burocracia- y contadores tradicionales con complejo de superioridad intelectual y moral, es decir, Culturetas, todólogos y opinólogos de las web "especializadas”.
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