En
todo informe oral de auditoria el expositor es quien debe ocuparse de asegurar
el interés de los oyentes. Sin embargo,
muchos auditores tienden a caer en la monotonía, es decir, su presentación es
plana, sosa, escasa de fuerza, sin cambios que se conviertan entre los
presentes en estímulos nuevos, sin asombro, sorpresa y renovada atención.
Algunos
amigos comunes de la monotonía del informe oral son:
- La lectura del informe por parte del auditor: El auditor expositor se limita a leer el informe de corrido, sin lograr comunicación eficaz con el oyente;
- El auditor es un mal lector de su trabajo, su fraseología de especialista y su excesivo discurso descriptivo provoca el bostezo de los oyentes, que en silencio duermen o se dedican a ojear el informe ejecutivo en busca de algo de mayor interés;
- El informe carece de dinamismo y amenidad: Sí la experiencia del oyente de un informe es insatisfactoria se verá obligado a elegir distraerse, dormirse o marcharse protestando;
- La pesadez al hablar: A veces se habla lento y el expositor no puede encontrar rápidamente las palabras correctas, tartamudea;
- Entonación uniforme: Cada frase que pronuncia el auditor expositor no le corresponde a la forma de entonación;
- Un volumen de voz plano: El expositor no varía el volumen de la voz, falta fluidez al hablar, no cambia el ritmo y brilla por su ausencia énfasis en palabras y frases;
- Total ausencia de expresión corporal: El auditor expositor no varía su expresión facial, no utiliza las manos, no mira al oyente y siempre está en el mismo lugar, no camina;
- Falta de contacto visual: Afecta directamente la comunicación no verbal, y el punto de partida de la escucha activa. El auditor expositor tiene apariencia de Rollweiler, es decir, poco accesible;
- La exagerada extensión en algunos temas del informe: Con anécdotas e historias, apunte de humor, analogías y comparaciones, estadísticas o ejemplos incomprensibles;
- Expositor insípido: Por timidez, no demuestra ningún tipo de sentimiento o sentir. No muestra autoconfianza, no habla con entusiasmo, proyecta mala energía y no es amable ni cálido;
- Falta de ayudas o ayudas sin gracia: Ayudas mal diseñadas, sin estética, exceso de ayudas, o se expone sin interés; y
- El auditor muestra debilidad o dificultades de salud: falta de energía o de vigor, da la impresión que el expositor esta agonizando.
Para
concluir, debe entenderse que el combate contra la posible monotonía de los
informes orales se debe trabajar desde varios campos: Oral, corporal,
intelectual, medios de ayuda, psicológico y metodológico.
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