El
mundo animal se rige por la ley de la
selva: hay animales que viven de la caza y otros de la caza de los demás. El
buitre de todas las criaturas de la selva, es la que lleva la vida más fácil.
El duro trabajo de los demás se convierte en el suyo propio, la incapacidad de
vivir de otros se convierte en su alimento. Mientras que otros animales
trabajan con empeño, él revoletea por encima de sus cabezas.
“Cierto
día la tortuga se encontró con el elefante, que le gritó: “¡Sal de mi camino, debilucho insignificante! ¡Corres
peligro de que te aplaste! La tortuga no le temía y se quedó dónde estaba, de
modo que el elefante la pisó pero no logro aplastarla. “No se envalentone con
tu fuerza, señor elefante, pues yo soy tan fuerte como tú, dijo la tortuga,
pero el elefante le contesto con una ensordecedora carcajada burlona. De modo que la tortuga le pidió que
volviese a la misma colina a la mañana siguiente.
Al
día siguiente, antes de salir el sol, la
tortuga bajo por la colina hacia el rio, donde se encontró con el hipopótamo,
que estaba por entrar al H2O después de su pastoreo nocturno. “¡Señor
hipopótamo!” ¿Tienes ganas de hacer una competencia de fuerza conmigo, Tirando cada
uno del extremo de una cuerda? ¡Te apuesto que soy tan fuerte como tú!, dijo la
tortuga. El hipopótamo se echó a reír
pero acepto.
La
tortuga que había llevado una larga cuerda, le indicó que la sostuviese en la
boca hasta que ella le diera la señal de tirar, gritando “ya”. De inmediato la tortuga subió de nuevo a la
colina., donde se encontró con el elefante, impaciente por su tardanza. La
tortuga le dio el otro extremo de la cuerda y le dijo: Cuando yo le diga “ya” tiras con toda la fuerza y verás quién de nosotros es el más
fuerte. Enseguida, bajó hasta la mitad
del camino hacia el rio, se detuvo en un
sitio donde no podían verla el hipopótamo ni el elefante y gritó “¡ya!”. El
elefante y el hipopótamo tiraron con toda su fuerza que apestaba
a H2S(ag), pero ninguno logro hacer
mover al otro, ya que ambos tenían el mismo vigor. Cada uno por su parte, tuvo
que admitir ante la tortuga que ella era tan fuerte como ellos”.
Auditor,
no haga lo que su equipo puede hacer por
usted, la tortuga dejo que otros hicieran el trabajo y ella se atribuyó los méritos del trabajo con gran pericia. Quizás
el auditor líder debe aprender a sacar
provecho del trabajo de sus colaboradores para fomentar su propia causa. El
tiempo es oro y la vida es corta. Si se intenta hacer todo por sí mismo,
terminará agotado, estresado y disperso, malgastando todas sus energías en vano.
Es
sano que el gerente del encargo se atribuya los méritos del trabajo de sus colaboradores,
al tiempo que ceda con generosidad el mérito de su propio trabajo a su socio de
auditoria, quien aparentará con el éxito de los encargos tener una fuerza y un
poder casi divinos.
Auditor
una vez que logre poder dentro de la firma conviértase también usted en un “buitre”
y ahorre mucho tiempo y energía.
Elaboro:
Hierro59-Senior auditoría forense.
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