La
vanagloria, normalmente, se relaciona al orgullo excesivo o jactancia de un auditor o contador por sus
propios resultados. Imaginemos, un
experto auditor o contador que crea un
curso de capacitación certificado. Ante el público, cuenta todos sus éxitos logrados a lo largo de su camino profesional,
brinda datos sobre sus títulos, premios,
libros publicados, alianzas y presume de haber renovado la auditoría nacional e internacional gracias a su estilo
creador y su arrojo. El auditor, con esta actitud vanidosa, lo que hace es
lucirse de sus lucros. Como se puede observar, la vanagloria no se vincula a la
sinceridad o hipocresía de la información expuesta, sino a la actitud que muestra el sabio.
EL GALLITO VANAGLORIOSO
“Dos jóvenes gallos peleaban sobre un
estercolero –basurero-. Uno era más fuerte; derrotó al otro y lo echó del
estercolero. Todas las gallinas se
reunieron en torno al gallito y
comenzaron a elogiarlo. El joven gallo quiso que su fuerza y su gloria se
conocieran en el terreno vecino. Voló hasta el techo del gallinero, agitó las
alas y cantó con voz fuerte; “Mírenme todos. Soy el gallo victorioso. Ningún
otro gallo del mundo tiene tanta fuerza como yo”. El gallito no había terminado
de pronunciar esas palabras cuando un águila lo mató, lo aferró con sus garras
y lo llevó a su nido”.
León Tolstói
MORALEJA:
El éxito profesional
casi siempre se sube a la cabeza, la arrogancia y un exceso de confianza en sus
competencias pueden llegar a impulsarlo más allá de sus metas y objetivos que
se han planeado cuidadosamente desde un principio y al ir demasiado lejos –volar al techo del
gallinero- serán más los enemigos que se
crearán que los que logre vencer.
REFLEXIONES DEL DÍA
"El auditor sabio instruye e influye sin utilizar palabras"
"Convalidación de títulos otorgados por instituciones de educación superior extranjeras".
"Convalidación de títulos otorgados por instituciones de educación superior extranjeras".
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