Todo
auditor que es ascendido en la firma quiere ejercer su poder y autoridad.
Dentro de su lenguaje corporal adoptan posturas
de agresividad o asertividad y muchas veces discernimos cómo pueden creer en la efectividad de ese
juego de poder tan calcado, tan artificial.
Estos
modelos de expresión corporal son comunes en auditores que se sienten inseguros
con su nueva autoridad. Quizás son estrategias útiles para intimidar a sus
colaboradores cínicos, inquietos o provocadores, sin embargo, estas tácticas no
aseguran su imperio.
Un
auditor arrogante con inflas de ser superior mira por encima del hombro, es una
táctica bastante arcaica. La inclinación de la cabeza hacia atrás, brazos cruzados, es suficiente
para transmitir un mensaje de superioridad que se aprecia de inmediato. En vez
de ganar autoridad y respeto de sus colaboradores, esta conducta a lo mejor lo situará como un payaso pobre, como un as no conocido.
Algunas
veces el auditor tal vez quiera guardar distancia con las personas en cualquier
área de la firma. Es una táctica efectiva para marcar un cambio de estatus,
aumentando su zona personal, es un truco muy viejo y es visto así.
De igual manera, en
algunas reuniones el auditor líder si tiene un punto y lo puede argumentar competentemente, no lo hace, no habla por sí mismo, no es original, recalca sin necesidad, se inclina hacia delante de manera agresiva mientras habla, señalando con el
dedo. Lejos de ser una señal de autoridad, indica que está perdiendo control de
la situación y es como una cachetada en un tiro de arco.
Además, bastante
pesado es acudir a una reunión programada por un socio y tener que esperarlo afuera de la oficina y más incómodo tener que hacer antesala una vez adentro, mientras que
el “socio” aparenta estar muy ocupado con su “Yo-Yo” como si el auditor no
existiera. Auditor “Líder” evite al máximo esta conducta.
Así mismo, otros
directivos exageran cualquier gesto
creyendo que aumentan su juego de poder, como si el auditor al que se dirige es
tan memo como para no entender. Exageran, también, en ocasiones delicadeza y
con otras señales de condescendencia, como demasiado contacto visual o un tono fino
y atento.
Por otro lado, en
reuniones sociales estos auditores líderes se retiran cuando otro auditor está
hablando o gruñe para alejarlo. Presume como si fuera el dueño de todo, una señal
de que no lo es. Su contemplación es inexpresiva, hosca o fija, su cuerpo
tenso, pone las manos en la cadera e inclina la cabeza hacia los lados y
entrecierra los ojos.
A su vez, Los
anteojos de los auditores iluminados sirven de juguete de poder. Mientras que
un colaborador está exponiendo sus ideas, el ejecutivo se retira lentamente los
anteojos y los limpia, o quizás lo sopla de algún polvo imaginario. Después, se los vuelve a colocar lentamente,
observando la victima fijamente todo el tiempo como queriéndolo hipnotizar o recordar la regla 5/5/5.
En pocas palabras, el lenguaje corporal es la forma de comunicación no verbal que todo auditor utiliza a diario. Aprender a leerlo, interpretarlo y manejarlo mejora de manera extraordinaria su trabajo y las relaciones en la firma.
Grupo auditoría Forense.-Hierro59
En pocas palabras, el lenguaje corporal es la forma de comunicación no verbal que todo auditor utiliza a diario. Aprender a leerlo, interpretarlo y manejarlo mejora de manera extraordinaria su trabajo y las relaciones en la firma.
Grupo auditoría Forense.-Hierro59
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