jueves, 15 de enero de 2015

EL AUDITOR Y LA REALIDAD ECONÓMICA



La realidad económica o esencia sobre la forma es una de las características que debe cumplir la información financiera para que sea fiable y se ajuste a la realidad. El marco conceptual de las Normas Internacionales de Información Financiera –NIIF- juzga que la información  muestra  fielmente  las operaciones cuando se contabilizan y se presentan de acuerdo con su fondo y realidad económica y no solamente por su forma jurídica.
La preferencia del fondo sobre la forma expone el papel importante de algunos conceptos NIIF, como son la noción de control y beneficios económicos futuros que se disuelven del concepto de propiedad jurídica.  Para ejercer el control sobre una entidad basta con tener capacidad de decisión de sus políticas financiera y de la explotación con el fin de obtener beneficios económicos de sus operaciones.
El auditor externo al ser  totalmente ajeno a la empresa, conoce poco de la realidad económica de la entidad, su valoración puede estar limitada a la información que pueda recopilar, por otro lado, depende  en absoluto de la cooperación que el auditor pueda obtener de parte de los auditados, su evaluación, alcances y resultados pueden ser muy limitados. 
A su vez, el auditor interno su veracidad, alcance y confiabilidad puede también estar limitada y alejada de la realidad económica, debido a que puede haber cierta necedad por parte de la burocracia  de la entidad sobre la forma de evaluar y emitir el informe. En ciertas ocasiones la opinión del auditor no es absoluta, debido a que, al laborar en la misma entidad donde realiza la auditoria, se pueden presentar presiones, compromisos e intereses al realizar la evaluación. Además, es posible que se presenten vicios de trabajo del auditor con bastante frecuencia, ya sea en la forma de utilizar las técnicas y herramientas para realizar la auditoria, como en la forma de evaluar y emitir su informe.
Vale decir, que en algunos países priman las normas y conceptos  sobre la realidad y la contabilidad. Las normas y conceptos son indicadores para llevar al auditor a la realidad, pero cuando llegue, tiene que intuirla o experimentarla directamente. Las normas son estáticas y la realidad  fluye. En el momento en que las cosas se ponen en una norma o concepto, dejan de fluir.  La realidad es una totalidad, sin embargo las normas, conceptos y palabras la fragmentan. De ahí que sea tan difícil traducir normas internacionales de un idioma a otro, porque cada idioma fragmenta la realidad de manera diferente - le agregan o quitan algo-. Por ejemplo es difícil traducir la palabra inglesa “home” al francés o español. La palabra española “casa” no es exactamente “home” que tiene asociaciones que son especificas del idioma ingles.

En resumidas cuentas la última barrera para llegar el auditor a la realidad es la palabra realidad, el concepto realidad. No hay necesidad de ser un  filósofo para comprender que la realidad  es algo que no puede captarse con las palabras y conceptos. Para conocer la realidad uno tiene que conocer más allá de todo conocimiento.

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