Un
auditor ejecutivo que decide transformarse en un profesional
nuevo y competitivo, debe tener en cuenta como bases fundamentales:
- Desarrollo personal: Mejora de las capacidades, cualidades, aptitudes, toma
de decisiones y habilidades que poseen para obtener una superación personal con alta calidad de vida.
- Capacitación: Un ejecutivo no puede estar ajeno a
los cambios y debe actualizarse para estar a la vanguardia de este fenómeno. Se
debe tener una mente abierta a lo nuevo para reciclarse y actualizarse.
- Responsabilidad social: Conducta ética y legal del auditor
para sí mismo y con su entorno, esto es, relacionar la responsabilidad social con
derechos humanos, prácticas laborales, medio
ambiente, practicas justas de negocios
como consumidor y con la comunidad y la sociedad.
- Impacto en la comunidad:
Huella dejada por el
auditor y sus decisiones en la entidad
en la cual se encuentra integrado.
- Proyecto de vida: Tener muy claro para dónde se va en la vida profesional y
personal. A dónde quiere llegar. Se debe tomar tiempo suficiente para planear
con detenimiento y por escrito sus objetivos y prioridades.
En
la vida, tenemos que tomar muchas decisiones de cambio, algunas fáciles, otras
difíciles. La mayoría de los errores que cometemos no se deben a elecciones
equivocadas, sino a la indecisión, a la omisión y a la falta de acción por temor
a equivocarnos. Toda acción involucra riesgos, que necesitan ser enfrentados
con planificación y sabiduría.
Muchos
auditores deciden tener un cambio, una transformación, pero terminan no haciendo nada, pareciéndose
a la historia de tres sapos que están sobre una hoja en medio de un rio, uno de
ellos decide saltar al agua. ¿Cuántos quedan en la hoja?
¡Claro
que la respuesta no es tan obvia como parece! Sin embargo, hoy los invito a que
reflexionen si está actuando en su empresa como el sapo de la historia.
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