La búsqueda filosófica de
Aristóteles, en la Ética a Nicómaco,
sobre la virtud, el carácter y la buena vida, su reto consiste en administrar
la vida emocional con sabiduría –inteligencia y justicia-. Las pasiones bien
ejercidas, son sabias; guían el pensamiento, los valores y nuestra
subsistencia. Sin embargo, es fácil que se haga mal, y normalmente es así.
Desde el punto de vista de Aristóteles, el problema no es emocional, sino en la
conveniencia de la emoción y su expresión.
Afirma Aristóteles –Ética a Nicómaco- que
cualquiera puede ponerse furioso…eso es fácil. Pero estar furioso con la
persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el
motivo correcto, y de la forma correcta…eso no es fácil.
La inteligencia emocional
consiste en desear usar nuestro poder
para poner a otros en su lugar o para ponerse ellos mismos en el lugar del
otro. La empatía permite tomar conciencia de nuestras
emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y
frustraciones que soportamos en el trabajo, acentúa la capacidad de trabajar en
equipo adoptando una actitud empática y
social, que brinda más posibilidades de desarrollo personal y profesional.
Como auditores debemos comprender
los programas de la ciencia de YO y entender sus principales componentes:
Conciencia de uno mismo –observarse-, toma de decisiones personales
–consecuencias-, manejo de sentimientos –control de la conversación con uno
mismo-, manejo del estrés –entender el valor de ejercicio físico y la
relajación-, empatía –sentimientos y preocupaciones-, comunicaciones – saber
escuchar y plantear preguntas-, revelación de la propia persona –creación de
confianza profesional-, penetración –conocer pautas de la vida emocional-,
aceptación de uno mismo – ser una luz positiva-, responsabilidad personal
–asumir, reconocer las consecuencias de las propias decisiones y acciones-,
seguridad en uno mismo – manifestar sentimientos y preocupaciones sin ira ni pasividad- y resolución de conflictos -modelos positivos para negociar compromisos.
Cuando el auditor falla en ver
las cosas desde la perspectiva del otro, fracasa en las relaciones personales y
profesionales. Una falta de inteligencia emocional se puede
ilustrar con el siguiente ejemplo:
Un hombre que viajaba en un globo
se dio cuenta que estaba perdido. Redujo la altitud y alcanzo a ver desde
arriba a una mujer. Descendió un poco más y gritó “disculpe” ¿Me puede ayudar?
¡Le prometí a un socio que me encontraría
con él hace una hora, pero no sé
dónde estoy! La mujer respondió desde abajo: Usted está en un globo de aire
caliente que flota a unos 20 metros de altura de la tierra. Se encuentra entre
los 40 y 41 grados de altitud norte, y los 59 y 60 grados de longitud oeste.
Usted debe ser ingeniera, exclamo el navegante, si ¿cómo lo supo? Todo lo que
me ha dicho suena técnicamente correcto, pero no sé cómo usar la información
que me dio, y el hecho es que sigo perdido. Honestamente, no me ha ayudado mucho
que digamos, sólo ha retrasado mi viaje. Contesto el piloto. La mujer respondió
desde abajo “usted debe ser Chief Executive Officer”, lo soy dijo el navegante
en forma petulante, pero, ¿cómo lo supo? La mujer respondió: Mire, usted no
sabe dónde está ni para dónde va. Ha
llegado a esa posición alta en que ésta gracias a una gran cantidad de aire
caliente. Ha hecho una promesa que no tiene ni idea de cómo cumplir, y espera
que la gente que está debajo de usted le resuelva sus problemas. El hecho es
que se encuentra en la misma posición donde estaba antes de tropezarse conmigo,
pero de algún modo, se las ha arreglado
para echarme a mí la culpa.
La verdad os hará libres. La mentira creyentes.
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