jueves, 17 de enero de 2019

LA DETECCIÓN DE FRAUDE, DESFALCOS Y OTRAS IRREGULARIDADES SIMILARES


El auditor al realizar un examen estudia la posibilidad de que el fraude puede existir, los estados financieros pueden estar mal presentados como resultado de irregularidades,  desfalcos o  falsa representación deliberada por parte de la administración.

Si el fraude detectado es suficientemente material,  puede afectar su opinión sobre los estados financieros; y su examen hecho de acuerdo con las normas de auditoría –NIA-, da consideración a esta probabilidad. En efecto, un examen dirigido a la expresión de una opinión  sobre los estados financieros, no está determinado para revelar desfalcos u otras irregularidades similares, y no se puede esperar que así suceda, aunque su descubrimiento quizás suceda. La responsabilidad del auditor  por fallar en detectar fraude, se origina solamente cuando la incorrección resulta claramente por incumplimiento con las normas de auditoría.

El descubrimiento subsiguiente de que el fraude existió durante el periodo cubierto por el examen de auditor, no indica negligencia de su parte. El auditor no es un asegurador o garante; si su examen fue hecho con destreza  y diligencia profesional, de acuerdo con las normas de auditoría –NIA-, ha cumplido con todas las obligaciones implícitas en su compromiso.

La confianza en la prevención, detección y respuesta del fraude debe descansar principalmente en un sistema contable adecuado con control interno apropiado. La confianza en una organización es frágil, se construye lentamente pero se destruye muy rápido.

La clave de toda gestión  es el conocimiento para gestionar riesgos, es preciso  conocerlos, identificarlos, analizarlos y cartografiarlos. Puesto en otras palabras, el análisis de los riesgos  u otras vulnerabilidades en una organización se convierte en una de las misiones claves de cualquier decisor operacional, aprender todo lo referente al análisis de riesgos debe formar parte, del plan de estudios de cualquier auditor o futuro decisor o gestor.

En conclusión,  es conveniente detectar oportunamente las señales de fraude con el fin de evaluar la intensidad de la señal –frecuencia-gravedad-probabilidad- viene, pues, las etapas de identificación, análisis, cartografía,  adquisición y almacenamiento de información clave para fijar las estrategias adoptadas por la organización, que contienen esencialmente los procesos empleados, es decir, una hipótesis que busca y favorece ciertas informaciones y procesos descendentes, que corresponden a la información exterior, esto es, esquemas y prototipos.

La venerable ley de la papaya ha caído en algunas culturas, y avala el delito  en todas sus formas. La ley de la papaya señala: Articulo 1: Jamás dé papaya.-Articulo 2: Aproveche todo papayazo que le den.-Articulo 3: El que dé papaya, al papayo.

¡Casi todos  problemas de fraudes y desfalcos se originan en nosotros mismos! Recuerde: ¡No hay que dar papaya! Diseñe matrices de procesos, actividades, vulnerabilidades, incidentes actuales, clasificación y medidas correctivas. 

En efecto, hoy en día el individuo parece atribuir un criterio de veracidad a una información  en función de la cantidad de artículos y vídeos publicados   y no en función de su calidad. Que prime la experiencia sobre las técnicas y procedimientos de auditoría de última generación importadas por algunos teóricos, no aplicables en ciertos entornos.

Es importante que el auditor desarrolle la habilidad para pensar en términos más prácticos que teóricos.

Hasta pronto.



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