jueves, 21 de febrero de 2013

La Ley de Benford como Procedimiento de Auditoría

El auditor al realizar un examen ordinario explora la posibilidad de que el fraude puede hallarse, los estados financieros pueden estar mal presentados por irregularidades o desfalcos. Si el fraude es material, puede afectar su opinión sobre los estados financieros, y su examen, hecho de acuerdo con las Normas de auditoría generalmente aceptadas, da consideración a esta contingencia. La expresión de una opinión sobre los estados financieros, no está destinada para revelar desfalcos y otras irregularidades análogas, aunque su descubrimiento puede resultar.

La prevención y detección de fraudes reposa principalmente en un sistema contable adecuado con un control interno apropiado. Una buena práctica del auditor es evaluar la efectividad del sistema de control interno mediante la aplicación de La ley de Benford que es un procedimiento utilizado en auditoria para detectar posibles casos de fraude en listas de números, datos y secuencias matemáticas como declaraciones de impuestos, desembolsos, ventas registros de gastos, presupuestos, precios de acciones y facturas, en otras palabras todo tipo de cuentas que se originen de transacciones en las cuales se combinan números, mediante el cálculo de la distribución de los primeros dígitos de la lista, es decir, las posibilidades de que un número sea la primera cifra es: 1-30%, 2-17,6%, 3-12,5%, 4-9,7%, 5-7,9%, 6-6,7%, 7-5,8%, 8-5,1% y el 9-4,6%. El 1 como primera cifra tiene más posibilidad que otros números, ya que empezamos a contar desde 1 hasta llegar al 9, momento en que cada cifra tiene la misma posibilidad. Si embargo de 10 a 19 sólo tenemos como primera cifra el 1, y cuando alcanzamos al 99 todas las cifras poseerán la misma probabilidad.

La hipótesis es que si alguien está tratando de adulterar datos, necesariamente tendrá que inventar algunos números. Cuando lo hace tiende a usar números que empiecen con 5, 6 y 7. Esto es suficiente para violar lo que pronostica la Ley de Benford e iniciar una auditoria de esos números. La Ley no es infalible, pero sirve para detectar sospechosos.

En conclusión, Si el objetivo del examen del auditor fuera el descubrir fraudes, tendría que extender su trabajo hasta un punto en que el procedimiento sería bastante costoso, aun así, no se puede dar seguridad de que todos los tipos de fraude fueron detectados, o que no existieron. El auditor no es un avalista, si su examen es hecho con destreza profesional ha cumplido con todas las obligaciones implícitas en su compromiso. Al aplicar La Ley de Benford todo resultado que no entre en esos márgenes debe observarse con discreción y no pensar sin investigar más que se trata de un fraude o inclusive desfalcos y otras irregularidades similares.

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