Muchos profesionales reflexionan
que los valores éticos y morales disminuyen las oportunidades y la capacidad de
competir en el mercado. Sin embargo,
sucede lo contrario. Respetar reglas y límites de la profesión representa una
ganancia de competitividad para el auditor con el paso del tiempo. Los valores éticos
son como barandas de protección que ayudan al auditor a conducir su trabajo sin
salirse de la carretera y sin accidentarse.
Un auditor ético, adopta
valores o guías que sirven para mantenerlo en el rumbo correcto. Los
valores funcionan como referentes que ayudan al auditor líder a la toma de
decisiones, es decir, elegir qué camino seguir. Todos los valores y principios direccionan nuestras
elecciones y como consecuencia definen
no solamente el resultado que se obtendrá
sino nuestro potencial para alcanzar los
objetivos.
Todo auditor debe plantar
semillas de sabiduría, trabajo, integridad, buenas relaciones, evolucionar y trabajar
en equipo. Cosechando estos valores se aumentaran las posibilidades de
tener éxito en su encargo.
Cuando ejecutemos nuestro trabajo con ética,
estaremos actuando con sabiduría,
integridad, disciplina, humildad, generosidad, paciencia, templanza, diligencia,
valentía y modestia.
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