lunes, 4 de diciembre de 2017

EN LAS FIRMAS DE AUDITORÍA SE NECESITAN AUDITORES QUE RESPLANDEZCAN CON LUZ PROPIA


Casi siempre los auditores de cargos medios no   gozan de similares beneficios y privilegios que los que tienen cargos directivos –burocracia-. Sin embargo, quedan libres de toda responsabilidad y compromiso por los que tienen que responder los segundos. Ser el segundo en una firma es una buena posición, poco odiada, envidiada o atacada. Es bastante cómoda. Grave es que dentro de la firma  un auditor se le califique de segundón ya que es una posición bastante aburrida y un pésimo lugar para jugar profesionalmente.  

En una firma de auditoria el primero o segundo puesto se gana, se guerrea. El puesto de segundón –carga maletas, miembro del comité de aplausos- muchas veces se recibe o hereda por simpatía, por amistad.    Tanto los segundos puestos  como los primeros son venerados y se miran con  generosidad e inclinación  especial.

Hace años meditaba: ¿Que hago si en la firma sigo siendo el segundo o segundón, sin luz y voz propia? Salgo corriendo  lejos, dejo de ser la sombra del socio de auditoria y  me dedico a una actividad totalmente distinta; me  destaco para tener una luz propia  e independiente frente a los demás. Pensaba, no puedo seguir siendo un objeto en lugar de sujeto, ser una prótesis del jefe, el cerebro de otro, los brazos, manos- piernas de mi superior, o una amenaza para hacer sufrir los sénior  o un objeto de decoración, herramienta o utensilio  de artesanías manuales contables. Si dentro de la firma vivo como un  objeto, siempre  estaré  definido  según mi función que realizo para los demás, nunca lograré   responder  con propiedad a la pregunta: ¿Quién soy yo dentro de la firma?, por mucho podré saber que soy yo dentro de la firma.

En mis viejos tiempos de docente, le decía con frecuencia a mis educandos: En un trineo de perros es mejor ser el que va en cabeza, el primero, por las siguientes razones: La primera es que pisa siempre nieve limpia, la segunda, es el primero en ver paisajes nuevos, y la tercera, no se va todo el camino viendo el trasero de los otros.

Para ser el primero, tener luz propia, se requiere ser honrado, digno de confianza, ejemplar, pendiente de los demás, comprometido, atento, exige responsabilidad a la gente, tratar a la gente con respeto, animar la gente, actitud positiva y entusiasta y apreciar mucho la gente.

Aléjese  del sol y brille con luz propia. Quien tiene luz propia…incomoda al que está en la oscuridad.


Auditor: Se tu propia luz, todo depende de ti.

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