La gerencia en toda entidad es la responsable de adoptar políticas contables-NIIF- sanas y eficaces, para mantener un sistema de cuentas adecuado y efectivo, salvaguardar los activos y diseñar un sistema de control interno que ayude a asegurar la elaboración de estados financieros apropiados y oportunos. Las transacciones reflejadas en las cuentas y en los estados financieros son aspectos de control y conocimiento directo de la administración. El juicio del auditor sobre estas operaciones, se limita al adquirido a través de su examen. La razonabilidad de las afirmaciones hechas en los estados financieros es una parte implícita e integral de la responsabilidad de la dirección.
Sin embargo, las
responsabilidades del auditor no solo se
circunscriben a la expresión de su opinión sobre los estados financieros, el auditor también
tiene una compromiso ante la profesión, que es la de cumplir con estándares de
conducta profesional y normas de auditoria aceptados por la colectividad
contable. Para su cumplimiento existen cuerpos reguladores como la Federación
Internacional de Contadores –IFAC- que
es un ente emisor de estándares, cuenta con un comité nombrado International Auditing and Assurance Standards Board -IAASB- que se encargada de la uniformidad de
prácticas de auditoria, aseguramiento y servicios relacionados –ISA, ISQC, ISRS
y IAPS-.
Dentro de las
responsabilidades del auditor en el aspecto profesional y personal se pueden
destacar las siguientes:
1 1.- Independencia Mental: Si el auditor actúa sin tener la suficiente autonomía y se
deja influenciar por los órganos de dirección y administración, su
intervención, responsabilidad, alcance y resultados serán demasiado limitados y
deficientes, originando un incumpliendo con el objetivo del encargo de
auditoria.
2.- Experiencia profesional: El auditor debe
contar con la calificación, conocimientos, métodos, habilidades, aptitudes, herramientas y técnicas concretas de
auditoria, con el fin de que pueda realizar un examen exitoso.
3.- Escepticismo profesional: El auditor planifica
y ejecuta la auditoría con escepticismo
profesional –Duda razonable- reconociendo que pueden darse circunstancias que
supongan que los estados financieros contengan incorrecciones materiales.
4.- Juicio profesional: El auditor debe aplicar su juicio
profesional en la planificación y ejecución de la auditoria de estados
financieros.
5.- Correcto manejo de relaciones personales y profesionales:
Revisar
el trabajo de los demás y aplicar el auditor su criterio no es del agrado de
muchos. Por ello, en ciertas ocasiones sus relaciones con los auditados no son
muy agradables, tornándose poco cordiales y a veces problemáticas, razón por la
cual tiene que aprender a sobrellevar
las situaciones negativas que se le presenten diariamente en su trabajo.
6.- Evidencia de la evaluación: Las evidencias que
obtiene el auditor del examen deben ser reales, nunca ficticias, modificadas,
destruidas, ocultadas o alteradas, aunque sirvan para aseverar cualidades o
defectos del auditado.
7.- Resultados de la evaluación: El auditor debe
respetar la confidencialidad de la información obtenida en su examen, nunca
difundirla o utilizarla para su provecho, ni el de terceros.
8.- Profesionalismo: El auditor no puede realizar un examen si
carece de equidad, imparcialidad, razonabilidad, ya que en la aplicación de
estas virtudes se basa su actuación profesional. Al permitírsele revisar las
operaciones de la entidad, se está confiando
en que su actuación está avalada por principios y valores éticos y
morales.
9.- Capacitar al personal subalterno: Es un deber
profesional y moral proporcionar la capacitación necesaria a los auditores
subalternos con el fin de que se desempeñen en forma eficiente y confiable,
originando resultados óptimos en las valoraciones.
10.- Mantener una disciplina profesional: El auditor como
experto, su actuación siempre debe ser competitiva, como persona se presume que
siempre actúa con disciplina. Esta solo se logra con constancia, voluntad,
capacitación y educación permanente.
11.- Evitar y prevenir sobornos: El auditor está en la
obligación de prevenir y evitar cualquier tipo de soborno, beneficio o dádiva
que puedan resultar de su actividad.
12.- Responsabilidad profesional: No se refiere
solamente a laborar como auditor –sobrevivir-, se requiere que se acepte la
responsabilidad que esto implica – Credibilidad, consciencia y conciencia-.
13.- Innovación: En todo sentido es responsabilidad del buen
auditor. La innovación es una de las características que constituyen el signo
de los tiempos en que vivimos, la era del conocimiento; es el cambio que
desafía sin cesar nuestras máximas capacidades de adaptación. El auditor que no
modifica, se momifica.
14.- Liderazgo: La tarea más relevante del auditor es
entender que ser líder no es oprimir y que confianza y respeto no están reñidos
entre sí, sino que son suplementarios. La capacidad de un auditor se mide por
la capacidad de manejar información negativa.
¡Todo es cuestión de actitud!
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